Dios hizo varias pruebas en su laboratorio de la calle Arenales. Partió de un organismo unicelular, y fue agregando funciones y órganos. Pasó por los grandes reptiles, los mamíferos, las aves. Creyó que lo había logrado con el hombre, pero entendió que su obra aún era imperfecta. Finalmente, lo consiguió. Hace unos días colocó en el Jardín del Edén, una hermosa pareja de chimpancés.
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