Hace un tiempo escribí un texto de algo parecido. No sé si te gustara.
Una buena excusa El joven Isaac se despertó aturdido en el suelo del manzanal. Lo último que recordaba era haberse sentado debajo de un árbol, para descansar del acalorado paseo de aquella mañana. No sabía qué hora era. Ni cuánto rato podía haber estado inconsciente. Pero seguro que su madre le estaría esperando con la mesa puesta y con muy mal humor. Debía pensar una buena excusa para evitar el castigo. A su llegada y antes de que su madre le dijera nada, Isaac le gritó: ¡Mamá, ha sido la gravedad!
Este Newton, a quién se le ocurre!
ResponderBorrarHace un tiempo escribí un texto de algo parecido. No sé si te gustara.
Una buena excusa
El joven Isaac se despertó aturdido en el suelo del manzanal. Lo último que recordaba era haberse sentado debajo de un árbol, para descansar del acalorado paseo de aquella mañana. No sabía qué hora era. Ni cuánto rato podía haber estado inconsciente. Pero seguro que su madre le estaría esperando con la mesa puesta y con muy mal humor. Debía pensar una buena excusa para evitar el castigo. A su llegada y antes de que su madre le dijera nada, Isaac le gritó: ¡Mamá, ha sido la gravedad!
Un saludo indio
Daniel, justo para el próximo lunes tengo un relato que recurre a los mismos referentes.
ResponderBorrarVaya que eres bueno en el minicuento; sólo había leido tus textos en Químicamente impuro y Ráfagas, parpadeos. Fenomenales. Saludos y sigo este blog.
ResponderBorrarIndio: ¿puedo publicarlo en Químicamente Impuro?
ResponderBorrarEsteban: espero y lo leo
Baizabal; muchísimas gracias. Bienvenido al blog.
muy bueno.
ResponderBorrarme cautivó.
Daniel doy permiso para dicha publicación. Sin problemas.
ResponderBorrarUn saludo indio