—¡Vago! —gritó el jefe de Samsa —¿no va a trabajar porque se encuentra indispuesto? ¡Tonterías! ¡Usted es un mal empleado! No me venga con que se ha transformado en un bicho. He escuchado escusas ridículas, pero esto es el colmo. Usted siempre fue un gusano, un parásito, una larva.
Pobre Gregorio, Pero que no se sienta solo: vago, o inútil, o haragán, es el insulto que todos los lectores, con el tiempo, aprendemos a usar como una condecoración.
ResponderBorrarPiú Avanti Gregorio.
Saludos cordiales.