La vio con el vestido antes
del casamiento. “¡Andate!” gritó ella. El se fue. Con su cuñada.
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domingo, 29 de abril de 2012
Días de yeta V
Nombraron al quetejedi y
me agarré, con fuerza, el huevo izquierdo. El moretón lleva veinte días. Duele.
Días de yeta IV
La malvada madrastra
preguntó y no le gustó la respuesta. Enojada, rompió el espejo. Así le fue.
sábado, 14 de abril de 2012
Días de yeta III
Abrí el paraguas dentro de
una habitación cerrada. La inundación llegó a la altura de los cuadros
Días de yeta II
Pasé debajo de la escalera
y la enganché con mi bota. El pintor se quebró ambas piernas.
jueves, 5 de abril de 2012
La pequeña muerte
Soñó con una mujer hermosísima. Tan hermosa que hacía doler los ojos. Soñó con una ternura infinita y con el amor más suave. Sonó que se quemaba al entrar en ella y que la mujer lo abrazaba con sus piernas doradas. La lengua roja dibujaba los oídos del hombre y las lágrimas de ella lo mojaban entero. Soñó con música de campanas.
―Levantate, infeliz —dijo la esposa ―¿No escuchás el despertador, tarado? ¿O me va a decir el señor que anoche quedó extenuado? A ver si la próxima le ponés más ganas, inútil. Otra vez tuve que levantarme al baño cuando te dormiste, y terminar el trabajo yo sola.
Yo soy educado y el Santino no.
Mamá me enseñó a ser respetuoso con las personas mayores, y me enseñó a dar las gracias a Dios por la comida. No como el Santino que insulta a los viejos, cuando se los come, por que están duros.
El justo Señor
Una lágrima cae por la
mejilla del emperador. Se acerca a la acusada y la acaricia con ternura
paternal. Sabe que puede (debe) salvarla. Suspira y ordena:
—Quémenla.