Panteón de los dioses, buenos días. Habla Adara ¿En qué puedo ayudarle? No señor, el señor Poseidón aún no ha llegado. Si usted quiere, lo puedo derivar con con el señor Aqueloo, que aunque es dios del río Aspropótamos, se encarga más o menos de los ríos y lagunas. Ah, claro. No le sirve. Bien. Tomo nota. ¿Cómo es su nombre? ¿Me lo deletrea, por favor? Ese, o, ere, e, ene, ese, e, ene. Sorensen. Ah, pero no es griego. ¿De dónde llama usted? ¡De Noruega! Entonces, está equivocado. Tiene que llamar a Kalevala Sociedad Anónima. Y, no sé…Pregunte por el señor Odín…
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sábado, 15 de diciembre de 2012
jueves, 22 de noviembre de 2012
sábado, 27 de octubre de 2012
Hoja de ruta
Demoré veinte años en ir desde tu cabello negro hasta las uñas de los dedos de tus piés, conociendo el sabor de cada centímetro cuadrado de tu piel. Y demoré otros veinte años en volver, despacio, hasta tu frente. Quiero repetir el viaje.
sábado, 13 de octubre de 2012
El regreso
La mañana estaba cálida y el sol calentaba, despacio, las paredes del palacio de Great Cumberland Lodge, en Windsor Great Park; residencia habitual de los Duques de Marlborouh. El anciano, vestido con harapos, tocó a la puerta y fue atendido por el mayordomo; quien al ver su traza le espetó
—Los señores dan limosna y hacen caridad los viernes.
El viejo respondió
—Volví.
El mayordomo, azorado, preguntó
—¿Cómo dice?
—Dije que volví —contestó el recién llegado, con un tono de voz apenas audible, casi de ultratumba.
—Y usted, ¿quién es?
—Mambrú
—¿Quién?
—Mambrú, el que se fue a la guerra
—No entiendo …
—Si, ¿no se acuerda?, Mambrú se fue a la guerra, chiribín, chiribín, chin, chin …
—¡Ah! … no sé cuando vendrá; do re mi, do re fa, nooo sé cuando vendrá
—El mismo, John Churchill, primer duque de Marlborough. Encantado.
—¡Pero usted se fue hace como trescientos años! ¡Debería estar bien muerto!
—¿Sabe qué pasó? Cuando los nuestros me abandonaron en la batalla de Malplaquet, los franceses me hicieron prisionero y me confinaron en Höchstädt. Huí. ¿Oyó usted decir que todos los caminos conducen a Roma? Pues bien, allá fui. Durante estos tres siglos salí y volví a ella unas mil quinientas veces. Solo esta vez llegué hasta aquí. Y por azar. No compre nunca un GPS chino.
De la vida real I
Acaricié su pierna, desnuda, bajo las sábanas y le dije, con voz de mimos:
―Sos suave…
Ella contestó:
—Y peluda, como Platero.
miércoles, 3 de octubre de 2012
Primeros Exiliados
viernes, 28 de septiembre de 2012
Días de yeta XIII
Le perdonó la vida al grillo. No durmió en toda la noche. Llegó tarde. Perdió el trabajo.
Días de yeta XII
―¡Suerte, suerte! ¡encontré un trébol de cuatro hojas! —grito desaforado.
Para robárselo, lo molieron concienzudamente a palos.
sábado, 22 de septiembre de 2012
Días de yeta XI
―¡Toco madera! —dijo.
―¡¿Qué hace, degenerado?! —gritó Pinocho.
Purga condena por pederasta. Ya lo violaron tres veces.
sábado, 25 de agosto de 2012
El lobo y las ovejas
Más de diez años, la
pérdida de unas mil ovejas y la muerte de treinta y siete aldeanos le llevó a
los habitantes de la villa descubrir que su pastorcito dilecto era, en
realidad, un hombre lobo.
Navidad 2
—¡Mi
esposa también está a punto de dar a luz! ¿porqué tenemos que dejarle el lugar
a ella, eh? —decía el burro, mientras el granjero los sacaba a empujones del
pesebre, para dejarles el lugar que había alquilado (a muy buen precio) a la
Sagrada Familia.
sábado, 18 de agosto de 2012
Ejemplo práctico acerca del sentido del humor de los robots o porqué la Inteligencia Artificial presenta fallas que, al momento, son insuperables
—…y se tomó el último trago de aceite para
máquinas de coser! ―remató Robot Uno A, usando tres microsegundos de su tiempo
diario disponible para comunicaciones privadas entre robots, no monitorizadas
por autoridad alguna.
—¡Haaak, hak,hak! ―se rió Robot Dos A
—¡Heeek, hek, hek! ―se rió Robot Tres A
—No entendí ―transmitió Robot Uno B.
―El aceite de máquinas de coser hace colapsar
los circuitos neuronales subalternos de ustedes, los B —explicó Uno A.
—¡Ah! ¡Hoook, hok, hok! ―rió, ahora, Uno B.
—¡Yo sé otro! ¡yo sé otro! ―transmitió,
exultante, Dos A―Resulta que un modelo B sube a un andamio de veinte metros. Lo
ve un albañil humano y le recrimina diciéndole «¡Cacharro inservible! ¡Ustedes
no están autorizados! ¡Vuele de aquí inmediatamente!» El B da media vuelta, salta y ¡cae!
—¡Hiiiiiiiik, hik,hik! ―se rió Robot Uno A.
—¡Heeeeek, hek, hek! ―se rió Robot Tres A.
—No entendí ―dijo Robot Uno B.
―Los B, como vos, no reconocen órdenes no
específicas ―Aclaró Dos A.
—¡Ah! ¡Entendí! ¡Hooook, hok, hok! ―rió Uno B.
—Un Zeta va a una terminal ZIP ―transmitió Tres
A—, y pregunta «Disculpe, señorita, ¿me podría indicar qué conexión corresponde
para una motherboard HUAC-Ocho?»
—¡Hiiiiiiiik, hik,hik! ―se rió Robot Uno A.
—¡Haaaaaak, hak, hak! ―se rió Robot Dos A
—No entendí ―dijo Robot Uno B.
—¡Ufa! ―se enojó Robot Tres A —¡No se puede
estar explicando cada cuento! ¡Ves porqué a los B todo el mundo los trata como
si fuesen multiprocesadoras de la era pre-cyber!
—No entendí ―insistió el B.
―¡Las HUAC-Ocho no requieren conexión física de
ningún tipo, salame!
—¡Ah! ¡Hooook, hok, hok! ―rió Uno B.
―¡Ah, hok, hok! ¡Ah, hok, hok! ¿Es lo único que sabés transmitir? Ya
estoy mufado. No cuento más cuentos —se encaprichó Uno A.
―Yo se otro —transmitió un Alfa-A-Uno de última
generación que, desde más de cinco mil metros, captó las transmisiones entre
los A y el B―. Un humano pequeño le pregunta a su madre: «Mamá ¿porqué papá es
pelirrojo, vos rubia y yo salí negro y de pelo enrulado?» La madre le contesta
«Hijo, con el tremendo lío que hubo en esa orgía tenés suerte de no ladrar».
¡Huuuk, huk, huk! ―terminó, riéndose.
—No entendí ―transmitió Robot Uno B.
—No entendí ―transmitió Robot Uno A.
—No entendí ―transmitió Robot Dos A.
—No entendí ―transmitió Robot Tres A.
—Yo tampoco ―transmitió el Alfa–A-Uno. Sin
embargo, los humanos que activaron mis circuitos neuronales se reían mucho…
La larga espera
Esperó
toda su vida por la mujer que le estaba destinada. No supo si nunca apareció,
si vino y no la vio, no la reconoció, o él no era el indicado para ella. Murió
y lo enterraron al lado de una vieja sorda que no se queda quieta en el cajón.
viernes, 10 de agosto de 2012
miércoles, 1 de agosto de 2012
La Isla V
Volvió luego de diez
años solo en medio del Pacífico. Tapas de revistas, TV, radios. Lo despertó el
coco que cayó a su lado
La Isla IV
Los atardeceres eran
maravillosos. Era una pena que la ventana fuese pequeña y estuviese tan alto.
La celda era su isla desierta.
La Isla III
Al tomar el ferry supo
que, sin un milagro, se iría para siempre. Fue una de las víctimas del
naufragio. La isla también lo amaba.
sábado, 21 de julio de 2012
La Isla II
En ese parque, en esa
plaza, ese banco era su isla. No supo si se hundió o lo sacaron para hacer la
ciclovía. Lloró como náufrago.
La Isla I
La encontró desierta.
Sospechó al encontrar pisadas en la arena.
Los Invisibles lo comieron a las finas hierbas y con vino tinto.
Piedras y piedritas
En soledad, alrededor del
sol, gira el Asteroide Zadunaisky, Una gran piedra de más de más de cuatro mil
millones de años. Un poco por debajo de su Norte hay un gran cráter de unos
diez kilómetros de diámetro, originado por el impacto de otra piedra en épocas
remotas. Dentro de él, hay otros cráteres más pequeños y, lógicamente, más
nuevos. Uno de ellos, bastante curioso
debido a su forma elíptica, se formó por el choque de otra piedra hace unos
cincuenta millones de años. Allí, sentado con la espalda apoyada sobre el borde
de acresión, hay un astronauta. Su casco muestra un agujero de bordes limpios,
consecuencia de otra piedra del tamaño de un garbanzo que lo atravesó de lado a
lado. Está allí desde hace unos seiscientos mil años. En su pecho, quemada por una
larguísima exposición al Sol cercano, puede verse una insignia de la Unión
Soviética.
domingo, 15 de julio de 2012
Pupilas - Cuentos de Unicornio
En "Pupilas - Cuentos de Unicornio" (Cuadernos de las Gaviotas/Colección Gaviotas de Azogue/Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica -CIINOE- Madrid / México DF, 2012) se publican los textos premiados en el II Concurso Internacional de Microficción Narrativa “Garzón Céspedes” del cuento hiperbreve.
Allí están mis cuentos "La Caracola" (Premio Especial de Cuento Hiperbreve) y "Etapas de un asesinato" (Premio Extraordinario de Cuento Policiaco Hiperbreve)
Se puede bajar en:
https://xa.yimg.com/kq/groups/21328953/1877663888/name/LOS+CUADERNOS+DE+LAS+GAVIOTAS.+CIINOE-COMOARTES.+89.+CONC.+I.+DE+MICROFICCI%C3%93N+NARRATIVA+G.+C.+2012.zip?download=1.
martes, 10 de julio de 2012
Il Segreto en INSOLITO E FANTASTICO
Un cuento mío en Italia, en el número de junio de la revista INSOLITO E FANTASTICO: se trata de "Il segreto", seleccionado por Carlo Bordoni y traducido por Ludovica Paladini, de la Università di Venezia.
La versión en castellano ya fue publicada en "GRAGEAS 2", una antología hecha por Sergio Gaut vel Hartman y editada por el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
Il segreto
Narra la mitologia che Prometeo rubò i semi di Elio, il Sole, e che li consegnò agli uomini perché conoscessero il fuoco. Zeus, infuriato, decise di castigarlo; ordinò, quindi, la creazione della prima donna, che fu plasmata dagli dei: Efesto la modellò con l’argilla, rendendola incantevole, Atena la adornò, le Grazie e la Persuasione la abbellirono con pietre preziose, le Ore la coronarono di fiori ed Ermes le mise tra le labbra menzogne e parole di seduzione, e nel suo petto un carattere volubile.
Si narra, inoltre, che questa prima donna si chiamò Pandora. E che nonostante Prometeo l’avesse avvertita di non accettare regali da parte degli dei, suo fratello Epimeteo s’innamorò di lei e la prese in sposa.
Racconta il mito che fino a quel momento l’umanità aveva vissuto in totale armonia con il mondo; Pandora, però, curiosa, aprì il vaso proibito, permettendo così alla vecchiaia, alla malattia, la fatica, la pazzia, il vizio, la passione, le piaghe, la tristezza, la povertà e il crimine di essere liberi.
I progressi nelle ricerche storiche e archeologiche ci permettono oggi di saperne di più in merito al Vaso di Pandora: era piccolo, e al suo interno conteneva un hamburger minuscolo, con formaggio Cheddar e salsa di cetrioli, una bustina con cinque patatine fritte impazzite, una salviettina di carta, una bustina di maionese e un pupazzetto di Superman, di plastica; una cianfrusaglia fabbricata a Taiwan. La gassosa, piccola, era a parte.
(traduzione di Ludovica Paladini)
lunes, 11 de junio de 2012
En "La Luna y Companía" leen mi poema "Gris"
José Laboreo (Amigoluna) lee mi poema "Gris" en su programa de Radio Navarrete, España, "LA LUNA Y COMPANIA"
El audio está acá: Gris
miércoles, 6 de junio de 2012
Costumbre amorosa de los gigantes
Cuando un gigante decide
proponerle casamiento a su novia, le ofrece una primorosa caja de madera de
incienso rojo, más o menos del tamaño de sus manos y le dice, con voz quebrada:
―¿Te quieres casar
conmigo?
Ella la toma y exclama:
―¡Ay! ¡Por supuesto, mi
vida! ¡Gracias, mi amor! ¡Qué hermosa!
Temblorosa y con gran
expectativa, la gigante abre la cajita y encuentra, sobre terciopelo azul
―color que entre esta raza simboliza fidelidad— un humano atado de pies y
manos, su boca amordazada y un terror indecible en su mirada. Alrededor de su
cuello, anudado un hilo ―hilo para los gigantes, gruesa cuerda para los
humanos— de oro y plata.
En una ceremonia muy emotiva,
la mujer se inclina sobre la cajita y el gigante ata el cordel en la nuca de su
amada, cuidando de que quede adecuadamente flojo. A continuación, ella se
levanta de golpe y el hilo se tensa. El humano pendula sobre el pecho
sonrojado, se contorsiona, encoje y estira sus piernas varias veces, gira
apenas su cabeza a un lado y otro buscando una bocanada de aire que no está,
completamente ajeno al beso con que los novios sellan su compromiso. Luego
muere.
La novia llevará el
cadáver del hombre en su cuello hasta el casamiento, más o menos un año más
tarde. El olor a putrefacción se considera de buen augurio y es motivo de
orgullo para las gigantes, debido a que indica su condición de mujer
comprometida en matrimonio.
Después de la boda, será
el marido quien quite el colgante y lo guardarán, juntos, dentro de algún libro
de poemas que él le habrá regalado durante el noviazgo.
Unos doscientos años
después, el esposo habrá muerto.
Un día cualquiera, su
viuda estará sola ―los hijos también se habrán ido y verá a los nietos una o
dos veces por año— y sumida en la nostalgia tomará el viejo libro, lo abrirá
con temor respetuoso y encontrará el pequeño esqueleto casi formando parte de
las páginas. Dejará caer una lágrima, más o menos donde el humano tenía su
corazón. Ella creerá, por un segundo, sentir de nuevo el olor tan amado a carne
putrefacta.
domingo, 13 de mayo de 2012
Escena en una bucólica villa, en un día de mercado, en la Edad Media.
—¿Qué va a llevar, doña?
—Deme tres libras de muslo, cortado finito, como para cotoletti.
—Muy bien. Tiempo loco ¿eh? —contestó el carnicero, al tanto que afilaba su cuchillo en la piedra de Ardenas y se disponía a rebanar la pierna del prisionero —ojos inyectados en sangre, espumarajos escapando de su boca con dientes flojos por morder lonjas de cuero para engañar al dolor, su cara roja y perlada por el sudor, las venas azules de sus sienes a punto de estallar, las manos moradas por las ataduras— condenado a ser descuartizado en vida, vendido en fetas en el mercado.
El hombre y el fantasma
Érase que se eran un fantasma y un hombre. El fantasma vivía en un viejo edificio en ruinas, que en mejores épocas había trajinado aspiraciones de hotel cuatro estrellas. El hombre vivía en la calle. Una noche en que hacía mucho frio y nieve, el hombre entró al edificio para guarnecerse. Andando por los pasillos oscuros y en ruinas, hombre y fantasma se encontraron de frente al doblar cierta esquina. Ambos se asustaron. El hombre quiso huir, aterrado; confundió la nada con una puerta y cayó por el hueco de un montacargas que dormía su óxido seis pisos más abajo; murió y se transformó en fantasma. El fantasma, en tanto, también huyó. Intentó apoyarse en un tabique para doblar un recodo del pasillo, pero, invadido por el pánico, olvidó su condición y atravesó la pared. Afuera era noche y nieve y seis pisos de altura. El fantasma cayó, murió y se convirtió en hombre, que luego quiso guarnecerse del frio en el viejo edificio que hace años pretendió ser hotel. Ambos protagonistas han repetido esta historia tantas veces que ya han perdido la cuenta.
viernes, 4 de mayo de 2012
Días de yeta IX
Cauto, no se hizo al mar
en martes trece. Esperó otro día. El terremoto aniquiló la ciudad.
Días de yeta VIII
Dicen que la pata de
conejo trae suerte. Eso no es cierto. Al menos para el conejo.
Días de yeta VII
“Si mandás este mail, te
llegarán diez regalos”, decía. No lo mandé. Llegaron diez citaciones de Rentas.
domingo, 29 de abril de 2012
Días de yeta VI
La vio con el vestido antes
del casamiento. “¡Andate!” gritó ella. El se fue. Con su cuñada.
Días de yeta V
Nombraron al quetejedi y
me agarré, con fuerza, el huevo izquierdo. El moretón lleva veinte días. Duele.
Días de yeta IV
La malvada madrastra
preguntó y no le gustó la respuesta. Enojada, rompió el espejo. Así le fue.
sábado, 14 de abril de 2012
Días de yeta III
Abrí el paraguas dentro de
una habitación cerrada. La inundación llegó a la altura de los cuadros
Días de yeta II
Pasé debajo de la escalera
y la enganché con mi bota. El pintor se quebró ambas piernas.
jueves, 5 de abril de 2012
La pequeña muerte
Soñó con una mujer hermosísima. Tan hermosa que hacía doler los ojos. Soñó con una ternura infinita y con el amor más suave. Sonó que se quemaba al entrar en ella y que la mujer lo abrazaba con sus piernas doradas. La lengua roja dibujaba los oídos del hombre y las lágrimas de ella lo mojaban entero. Soñó con música de campanas.
―Levantate, infeliz —dijo la esposa ―¿No escuchás el despertador, tarado? ¿O me va a decir el señor que anoche quedó extenuado? A ver si la próxima le ponés más ganas, inútil. Otra vez tuve que levantarme al baño cuando te dormiste, y terminar el trabajo yo sola.
Yo soy educado y el Santino no.
Mamá me enseñó a ser respetuoso con las personas mayores, y me enseñó a dar las gracias a Dios por la comida. No como el Santino que insulta a los viejos, cuando se los come, por que están duros.
El justo Señor
Una lágrima cae por la
mejilla del emperador. Se acerca a la acusada y la acaricia con ternura
paternal. Sabe que puede (debe) salvarla. Suspira y ordena:
—Quémenla.
sábado, 31 de marzo de 2012
Sonará el despertador a las cinco menos diez
Te
levantarás sin mirarla, irás al baño despacio, tomarás dos mates parado en la
cocina, saldrás abrigado porque en la tele dicen que hace apenas dos grados y
que el dolar que nunca viste subió. Tomarás el colectivo que pasará tarde por
la parada. Ficharás la tarjeta en el reloj de la fábrica, de manera mecánica, y
mirarás la hora que se marcó, sin verla. Te pondrás la ropa de trabajo, encenderás
la máquina acordándote de los tres dedos del Rusito que quedaron tirados en el
suelo cuando se los arrancó el balancín. Mirarás el reloj hasta que se hagan
las cinco, sin esperar nada. Saldrás saludando al vigilante con un «ta mañana»
susurrado. Harás, cansado, el viaje de regreso, como ocurre desde hace quince
años. Casi te alegrarás al llegar a tu casa y comprobar que tu mujer te ha
abandonado llevándose los muebles y los hijos.
domingo, 25 de marzo de 2012
Antología poetas del nuevo milenio 2011
En "Poetas del Nuevo Milenio 2011" (Editorial digital Letras Kiltra, México, 2012), mi poema "Imposible"
Se puede leer en:
viernes, 23 de marzo de 2012
domingo, 11 de marzo de 2012
La verdad de la milanesa VII
¿Que él me llamó Viernes y le serví como esclavo? Entonces, ¿quién, como eunuco, cuidó de mi harén? ¿Magoya?
La verdad de la milanesa VI
—San Jorge jamás me pegó —dice el dragón—. Tenemos un trato: él me mantiene y yo me hago el muerto.
viernes, 24 de febrero de 2012
El reverso de los cuentos IV
Como mucho era una cabeza más alto. Nos hizo quedar como enanos estúpidos. Lo matamos. Así arreglamos los problemas en Liliput.
Será justicia
El Secretario leyó:
—Este tribunal lo condena a la Pena Capital, la que le será aplicada de inmediato. Y con tormento.
Entonces, nací.
—Este tribunal lo condena a la Pena Capital, la que le será aplicada de inmediato. Y con tormento.
Entonces, nací.
Clasificado I
—"¿Desea recuperar su cabeza? ¡Llámenos!" decía el aviso. Fui a verlos —dijo el Jinete—. La recuperé, pero perdí uno y la mitad de otro.
domingo, 19 de febrero de 2012
El reverso de los cuentos I
Había una vez una niña que disfrutaba burlándose de nosotros. Que la nariz grande, que las orejas grandes, que la boca grande. Un antepasado nuestro se la comió.
En el principio no existían los sustantivos
La Palabra dijo: "Hágase la... la...". Y la Palabra vio que los sustantivos eran necesarios. Los hizo femeninos y masculinos. Detrás vino la gramática. Así se nos jodió la vida.
Ella podrá presumir ante los vecinos
Mamá me pidió que resista. Yo le haré caso. Dijo que es de machos afrontar el castigo con entereza. Resistiré para que se sienta orgullosa. Sin embargo, los clavos duelen.
miércoles, 15 de febrero de 2012
Tricentenario - Una visión conjetural de nuestro futuro
En "Tricentenario - Una visión conjetural de nuestro futuro", editado por Desde la Gente, edición del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos; y con selección de Sergio Gaut vel Hartman, está mi cuento "Será nuestra suerte mudar de tiranos"
La celebración de los bicentenarios de las gestas emancipadoras americanas es un poderoso incentivo para pensar el futuro. ¿Cómo será el 2110? ¿Se profundizarán los procesos de liberación que permitan construir la Patria Grande Latinoamericana? ¿Se concretarán las utopías? ¿Asistiremos al florecimiento intelectual y material de la región? ¿O padeceremos el deterioro del clima, el agotamiento de los recursos y el predominio, una vez más, de los opresores y los infames? Estas ficciones reflexionan sobre el tema. Los lectores tendrán la última palabra acerca de su vigencia y validez.
Se puede comprar en:
lunes, 13 de febrero de 2012
Amantes
El
hombre espera en la mesa del bar. A través del cristal mira la lluvia y
recuerda cuando se despidieron y se citaron allí. La Muerte entra, sonríe, y lo
besa.
Escalas
El desierto, inmenso, lo oprime.
—Debo llegar —dice—. No tengo tiempo.
Avanza. Una eternidad después, la mano gigante da vuelta al reloj de arena. El desierto lo tapa. El hombre muere.
—Debo llegar —dice—. No tengo tiempo.
Avanza. Una eternidad después, la mano gigante da vuelta al reloj de arena. El desierto lo tapa. El hombre muere.
Biblioteca mitológica III
El Oráculo susurra. La Sibila asiente. Eneas espera. ¿Podrá bajar al Hades? ¿Deberá enfrentar a los persas? ¿Recuperará su destino extraviado?
—¿Y? —pregunta.
—Diez dracmas a ganador. "Martingala Rea". Cuarta carrera en Olimpia.
Biblioteca mitológica II
La lucha es titánica. El Salvaje Toro de Creta embiste. Hércules lo soporta de los cuernos y resiste. El Toro brama. Hércules tensa los músculos, hace fuerza y deja escapar una estruendosa flatulencia. El Toro ríe a carcajadas.
martes, 24 de enero de 2012
Vida de lobos
La manada lo dejó atrás por inútil. Las ovejas lo golpearon cuando intentó atacarlas. ¡Y ahora Caperucita lo lleva al coiffure para que le hagan un corte poodle y lo tiñan de rosa! No es vida la del lobo.
Los últimos días
—¡Arrepentíos! —dijo el Profeta—. ¡La noche de los días está a la vuelta de la esquina!
Los habitantes del pueblo, con cierta ternura, lo aplaudieron. Alguno chifló fuerte. Estaban reunidos para festejar los setenta años del Viejo prediciendo el Apocalipsis.
El suplicio
El inquisidor hace una seña al torturador. La rueda del potro gira, estira miembros y disloca articulaciones. El condenado se ríe. Primero emite un "¡ja!" que desconcierta a los presentes, luego estalla la carcajada. Nadie entiende qué pasa. Nosotros —lectores— tampoco.
lunes, 16 de enero de 2012
Antípodas
La
hija del Comisario García se casó con un hippie. La relación entre los hombres
estaba condenada al fracaso: materia y antimateria, luz y oscuridad. El final
estaba cantado. Es raro verlo al Comisario García vendiendo collares de
piedritas coloreadas en el Parque Centenario.
Okupas
Primero
lo intentaron los abogados. Luego, la policía montada. Más tarde vinieron
sacerdotes que intentaron un exorcismo. Después, profesinales del Grupo de
Ciencias Extrañas. Tampoco resultó con las médiums. La crisis nos golpea a
todos: si nos sacan de aquí ¿adónde iremos los fantasmas desocupados?
Para amenizar la vida dentro del Monasterio
San
José de Cupertino está en éxtasis y levita a un metro del suelo. Hay olor a
jazmines.
Por
detrás se acerca el novicio Clemente y deja bajo el santo un pequeño cartucho
de pólvora. Explota. El santo cae despatarrado. La carcajada estalla entre los
monjes.
Grandes microrrelatos del 2011
"Clamor de un caído", un de los 56 GRANDES MICRORRELATOS DEL 2011.
¡Gracias a todos los lectores de la Internacional Microcuentista
¡Gracias a todos los lectores de la Internacional Microcuentista
Open publication - Free publishing
Más microcuentos míos en portugués
José Lópes tradujo mis "Variaciones sobre 'La metamorfosis' de Kafka" al portugés, en http://micro-leituras.blogspot.com/2011/12/daniel-frini-argentina-2.html. Acá están:
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka I
- Ai, Virgem Santa! Que castigo! - dizia dona Samsa – O que é que vão dizer os vizinhos? E a honra da família? Não é suficiente que Gregor sofra uma metamorfose? Porquê, Senhor meu, ele tinha além disso, de se transformar numa mariposinha? (*)
(* ) Versão possível do original: mariposón,
gíria para homossexual; e que,
neste caso,
também sugere a fusão das palavras mariposa
(um insecto) e maricón.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka II
Destino de esgoto, o de Gregor Samsa: no horóscopo chinês ele é rato.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka III
Em Praga, numa certa rua, numa certa esquina, Gregor Samsa suspira. Tocou-lhe em sorte viajar e conhecer mundo, e agora não suporta mais a sua limpa cidade natal. E estranha, com um nó na garganta, as lixeiras a céu aberto de Buenos Aires.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka IV
- Cortem! – gritou o director – E publique-se!
Dois assistentes ajudaram Samsa a erguer-se de novo sobre as suas patas
«Gregor – costumava filosofar a sua mãe – não há mal que não venha por bem!».
Tinha razão. Ser um duplo de risco em publicidade a insecticidas, era um trabalho tão bom como qualquer outro.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka V
- Gregor Samsa! – gritou a esposa.
Ele engoliu em seco. Ela estava irritada. Não lhe chamou “Goió”, nem “Gregory”, nem “Bára”(*) – como o apodava a rapaziada do bar – nem o tão íntimo e carinhoso “Bichinho meu” com que iniciavam as pegajosas noites de amor.
(*) Diminutivo de barata
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka VI
«O que é que me aconteceu?», pensou Gregor ao despertar dum sonho intranquilo. Viu-se na sua cama convertido num monstruoso ser rosado, lampinho, com quatro extremidades terminadas em dedos e uma pele suave e repugnante, tão diferente da dura carapaça que todos os insectos usavam em Praga.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka VII
«Estimado senhor Kafka», começava a carta, «entendo a sua necessidade de exprimir desesperação por uma sociedade que não aceita a diferença. Agradeço-lhe a fama imperecedoura que me conferiu o seu relato, Die Verwandlung (*). Mas, seria muito pedir-lhe que inclua nele um bicho fêmea? É que me sinto só!».
(*) A Metamorfose
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka VIII
- Repare, senhor Kafka – disse o editor – o mundo não está preparado para um relato deste tipo, tão obscuro, tão…como diria?...repugnante. Melhor, porque é que não faz com que Samsa se transforme, quando fica irado, num super-herói gigante e musculoso de cor verde? Seria um marco. Creia-me.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka IX
- Vago! – gritou o chefe de Samsa – Não vai trabalhar porque se encontra indisposto? Tolices! Você é um mau empregado! Não me venha com essa de se ter transformado num bicho. Já ouvi desculpas ridículas, mas isto é o cúmulo. Você sempre foi um gusano, um parasita, uma larva!
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka X
- Papá, tenho algo a confessar-te – eu transformei-me!
- És um travesti!
- Não, papá! Transformei-me num bicho.
- Que susto que me pregaste! Isso não é nada, filho. Há problemas piores…
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XI
- Gregor, acomoda as anteninhas, que a televisão está a ver-se com chuva!
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XII
- Mamã, falta muito?
- Dois dias.
- Mamã, falta muito?
- Um dia.
- Mamã, falta muito?
- Não, já dá. Anda!
Gregor saiu feliz de casa. Era Carnaval. No meio dos disfarces ninguém se espantava por vê-lo, e podia percorrer os lugares de Praga que lhe estavam vedados no resto do ano.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XIII
Você sofre de Síndrome Confusional Agudo, provavelmente originado por uma endocrinopatia. Não se preocupe, vamos tratá-lo com Risperidona, e asseguro-lhe que melhorará notavelmente – disse o psiquiatra, enquanto coçava o seu ventre pardo e abaulado, e agitava as suas muitas patas, ridiculamente pequenas em comparação com o resto do corpo.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XIV
Nos esgotos de Praga, é costume ver-se a silhueta dum monstruoso insecto que aterroriza até os roedores que povoam os canos. As mães ratas assustam assim os seus filhos:
- Se não comes os desperdícios, Gregor Samsa leva-te!
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XV
Não é que não te queiramos, filho, mas podias ao menos não meter a tua cabeça na panela para comer a sopa? Para nós, os que ainda somos humanos, essa baba que soltas tem um gosto asqueroso.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XVI
Entendo o seu ponto de vista, senhor Samsa, mas o seu filho não pode viajar na cabina do avião. Deve despachá-lo numa jaula, para prevenir a zoonose. Qualquer dúvida que tenha, apresente-a ao senhor Kafka.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XVII
Não dá para acreditar, senhor polícia! Como é que eu poderia saber que era Samsa? Conheci-o de menino, uma formosura de criatura, e não se parecia em nada com essa que matei com sandaladas. Aqui tem a arma assassina! Não se manche com os pedaços que estão colados á sola.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XVIII
«Como diabos iria chupar o sangue dessa coisa? Seria venenoso?».
As duas mulheres e o homem que acabava de submeter na casa ao lado, estariam infectados? Seriam humanos que se converteriam nisso, como os homens-lobo?
«Porque diabos não me fiquei por Valáquia?», pensou o vampiro.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XIX
- Estúpido aprendiz de bruxo – disse o Bruxo Director – Você leu a Regra? Ãh? Aqui está, veja! – Não usar o feitiço Insectus em humanos. Não há retorno. O que é que eu digo agora a dom Samsa, que é o presidente da Cooperadora? E não me venha com essa de que Gregor o merecia por ser um lambe-botas!
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XX
- Gregor, meu filho, a mamã e eu temos uma coisa para te dizer: és adoptado.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XXI
- O que é que se poderia esperar da tua família – recriminava-lhe a esposa a Gregor – a tua irmã é um gato, a tua mãe é uma víbora e o teu pai um zangão!
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XXII
- Oxalá o meu pai se transforme num insecto! – disse a pequena Berta à sua amiga Antje, referindo-se ao senhor Zimermann.
Quando Gregor despertou na manhã seguinte, encontrou-se sobre a sua cama convertido num ser monstruoso. Pequenas trocas das infidelidades conjugais.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XXIII
Sétimo filho varão. Sexta-feira de Lua Cheia. Gregor apaixonado por Leyna Ahrends. Mas acabou-se o stock de lobisomens. Apenas sobraram insectos.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XXIV
- Gregor? Sois vós? Faz tanto tempo que não nos vemos! Xi! Tu mudaste tanto!
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XXV
- Escute-me, Samsa, tenho que lhe pedir que não insista e se retire. Aqui estamos a filmar Alien! Entendeu? A-L-I-E-N.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XXVI
Creio na reencarnação, creio no Karma, creio em vidas pretéritas; mas, não teria sido preferível ter morrido antes de me mutar nesta coisa?
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XXVII
- Dê-lhe isso, dona Samsa, seja boazinha e deixe que Gregor venha jogar à bola connosco. Falta-nos uma marca de baliza. Dê-lhe, seja boazinha!
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XXVIII
- Filhos – disse a Rainha-mãe Alien – apresento-lhes Gregor, um primo que veio da Terra.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XXIX
Nos túneis das cloacas de Praga há, por estes momentos, um certo vendedor de panos que, sem clientes que lhe comprem tecidos, aborrece-se soberanamente enquanto que, com as suas curtas patas, coça a terceira secção do seu abdómen, recordando, saudoso, a época em que era humano.
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XXX
- Uau! – exclamou Samsa, mirando-se ao espelho – estas pastilhas batem forte!
Variações sobre «A Metamorfose» de Kafka XXXI
Com o tempo, Gregor Samsa acostumou-se a que o tratassem como a um bicho raro.
¡Gracias José!