Cuento de hadas
En la oscuridad, a la Chuni el miedo le duele más que el hambre. Está en cuclillas sobre el colchón que huele a sudores viejos, la espalda contra la pared sin revoque y los brazos rodeando sus piernitas flacas, por sentir algo que aplaque el vacío del pecho. La Sonia le dijo que para los catorce la llevaría al cine; y le contó del castillo, la princesa, el dragón y el príncipe. Hicieron catorce y la Chuni no fue al cine; pero imagina que ella es la princesa, y la pieza es el castillo. Sabe que los de afuera son peores que dragones y no espera príncipe solo por no saber para qué; pero sí a su mamá, que venga a rescatarla de tanto miedo, y golpes y mugre.
La puerta se abre y aparece mamita.
―Pasá, Cholo. Cuando salís me dejás la plata en la mesa.