domingo, 20 de diciembre de 2009
Teoría conspirativa de los osos
Cuentos Misóginos con Moraleja. Hoy: Rumpelstikin
domingo, 13 de diciembre de 2009
Carpintero
En mi sueño, con olor a mandarinas
domingo, 6 de diciembre de 2009
Profesional
Las Profecías en el Espejo
jueves, 3 de diciembre de 2009
Premio La Oveja Negra de microrrelatos 2009
domingo, 29 de noviembre de 2009
Blancanieves y los tres Reyes Nabos
—No temas, niña— dijo uno de ellos —Sólo buscamos ayuda.
—Los señores … son…?— interrogó ella
—Mi nombre es Melpar— dijo uno de ellos, de larguísima barba blanca —A mi derecha está mi colega Galchor; y el de mi izquierda es Basaltar…
—¡¡Y se cayó!!— dijo el mencionado Galchor.
Él y Melpar comenzaron a reírse de manera estruendosa.
—Siempre la misma joda pelotuda— dijo Basaltar, de tez azabache y ojos saltones.
—¿Y porqué montados en camellos?— preguntó Blancanieves.
—Porque venimos de Oriente, siguiendo aquella estrella…— dijo Melpar
—¿Cuál, aquella que se mueve allá?— dijo la joven, señalando el cielo, hacia el norte donde se veía una luz moviéndose velozmente, en la claridad creciente del amanecer.
—Si— contestaron los tres reyes al unísono.
—Ese es el vuelo de Air France que va de Tel-Aviv a Frankfurt, y pasa todos los días más o menos a esta hora.
—¡¡Te dije!!— gritó Galchor
—Pero, hay que ser pazguato…— acotó Basaltar
— Bueeeno… — se disculpó, empequeñecido, Melpar —debo haber confundido las luces cuando se cruzaron en el cielo del Líbano…
—¡Me parecía que se movía muy rápido!— volvió a la carga Galchor —¡Casi se nos mueren los camellos!¡Mirá, la lengua afuera tienen!
—Ya decía yo que el paisaje no era muy desértico…— pareció descubrir Basaltar
—¿Y ahora?— preguntó Galchor
—Se los ve cansados, y a los camellos también— dijo Blancanieves —Déjenlos que abreven a la orilla del arroyo; y pasen a la casa que les serviré algo para reponer fuerzas. La casa no es mía. Yo también soy invitada aquí, pero mis amigos no harán problemas.
Cinco horas después, se abrió la puerta de la casa. El primero en salir fue Melpar, con los ojos abiertos de asombro y un gesto de incredulidad en la cara. Estaba vestido sólo con un calzoncillo tipo boxer, rojo con dibujos de ositos Winnie Pooh. Calzaba sus botas de cuero de antílope con los cordones desabrochados, y llevaba puesta una sola media de color verde. Arrastraba displicentemente su capa carmesí con bordes de armiño; tenía su estola atada a modo de vincha y su corona de oro colgaba en un brazo, como si fuese un casco de moto. Unos segundos después apareció Galchor, apenas cubierto con su capa de color azul marino, abierta, descalzo y restregándose las asentaderas, con una mueca de dolor en su rostro. De los tres, el más compuesto al salir fue el negro Basaltar que, al menos, tenía puestos sus pantalones y su camisa; aunque ambos desabrochados. Bajo el brazo llevaba, en un bulto incierto, el resto de las ropas de los tres.
Ni siquiera miraron atrás.
Bajo el pequeño alero de la casita, quedó Blancanieves, en baby-doll agitando desganadamente su mano, mientras saboreaba su último Virginia Slim.
—¿Qué hacemos ahora?— dijo Melpar, cuando ya estaban en camino, montados en los camellos.
—Esperá. Acá tengo anotado que a un día de camino está la bruja esa, que vive en la casita de chocolate— dijo Galchor.
—No, esa dejémosla para el último— propuso Basaltar
—Bueno, tenemos a la que trabaja de sirvienta para su madrastra…— siguió Galchor.
—¡Ahí!¡Vamos ahí!— dijo Melpar —De todas maneras, la que más me gustó fue esa hermosa joven que estaba en la cajita de cristal
—Si, pero sos un animal. Ni siquiera la despertaste— amonestó Basaltar
—¿Y qué? Si hace como ochenta años que está así— se defendió Melpar. Y cambiando de tono, agregó
—Hay que felicitarte de verdad, Negro. Tuviste una excelente idea
—¿Cuando hay que devolver los camellos?— preguntó Basaltar
—¿Y los disfraces?— preguntó Melpar.
—La próxima vez, yo voy arriba— dijo Galchor mientras buscaba la mejor posición en la montura, para aminorar el dolor.
Cuando se perdieron de vista, Blancanieves pareció despertar de un ensueño; y pensando en voz alta dijo:
—¡Menos mal que la Bella Durmiente me avisó que venían! Ahora, le mando mi paloma mensajera a Cenicienta, para que los reciba— y agregó, mientras soltaba al ave —¡Vuela, palomita, vuela!¡Avísale a mi amiga que hacia ella va la diversión!
De improvisto, sonó un fortísimo ¡PUM! Y la paloma se desvaneció en el aire, en una explosión de bermellón y plumas.
—¡Ufa!— dijo Blancanieves —¡Otra vez el cazador se peleó con Caperucita! Bueno. Mejor le mando un mail a Cenicienta…
En algún lugar de La Mancha
—¿Quéloque?— contestó Aldonza Lorenzo, mientras se rascaba una teta
sábado, 28 de noviembre de 2009
A orillas del río Aqueronte
domingo, 22 de noviembre de 2009
Un atropello a los derechos anátidas
Digo yo ...
Pronóstico
Humedad relativa: cincuenta y tres por ciento.
Viento: del norte rotando al noreste.
Soledad ambiente: inmensa.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Entrevista en BEM on line
domingo, 8 de noviembre de 2009
La mamá de Drácula...
sábado, 7 de noviembre de 2009
Symborg
miércoles, 21 de octubre de 2009
¡Gané otro premio!
sábado, 10 de octubre de 2009
Cuentos misóginos con moraleja. Hoy: Cenicienta
Microcuentos de seis palabras
Porqué no fui a trabajar
Está lloviendo. Tengo frío. Tengo sueño
Acerca de los placeres de la vida
¡Oh, mi Dios!¡oh!¡sí!¡sí!
Mi finada abuela me decía
Hijo, sáqueme los gusanos del ojo
Ultimo viaje
Mamita, vienen a llevarte al cementerio
Dios responde a mi pregunta ¿cuál es el sentido de la vida? II
¿Yo qué sé? Buscá en Google
Lo que le dijo el monstruo al Dr, Frankenstein
Papá, mirá, tengo dos manos izquierdas
¿Quién apretó el botón rojo?
No me miren. Yo no fui.
La pata del mono
Quiero que desaparezcan las malas perso
Qué opina Dios de la humanidad
Me tienen los huevos al plato
La queja del diablo
¡Uf! ¡qué manera de tener trabajo!
Porqué está triste la princesa
Soltera. Embarazada. El rey no sabe.
Dios responde a mi pregunta ¿cuál es el sentido de la vida? III
¿Porqué los humanos preguntan tantas pelotudeces?
Dios responde a mi pregunta ¿cuál es el sentido de la vida? IV
Estoy ocupado. Por favor intente despuès
Dios responde a mi pregunta ¿cuál es el sentido de la vida? V
tuu tuu tuu tuu tuu tuu ...
Dios responde a mi pregunta ¿cuál es el sentido de la vida? VI
Lucifer, atendé vos a este pelotudo
La tortura del masoquista
Para que hablara, le hacían caricias
Qué dijo Dios cuando realizó el reparto de inteligencia entre las especies y de cómo el hombre resultó el más beneficiado
de tin marin de do pingüé
viernes, 2 de octubre de 2009
Un cuento de Esteban Dublín
Mensaje divino
—¿Alguien me ha llamado, Alan? —pregunta Daniel Frini a su hijo luego de saludarlo.
—¡Sí, papá! —se apresura el muchacho—. Un señor Dios como siete veces. Que hagas el favor de dejar de cambiarle las historias.
¡Gracias, Esteban!
domingo, 6 de septiembre de 2009
¡Un cuento mio en "Visiones 2009"!
domingo, 30 de agosto de 2009
Familia religiosa
Bisnes ar bisnes
domingo, 23 de agosto de 2009
Apollo XIII
Machismo Bíblico II
domingo, 16 de agosto de 2009
El tonto del pueblo
Cómo pasar camellos por ojos de agujas
domingo, 9 de agosto de 2009
Placero
Ap. 6:1
El Cordero abrió el segundo de los sellos del Libro; y vi al segundo jinete. Llevaba una espada muy grande y le fue dado el poder para quitar la paz de la tierra y hacer que los hombres se maten unos a otros. Su nombre era Guerra.
El Cordero abrió el tercero de los sellos del Libro; y vi al tercer jinete. Llevaba una balanza en su mano. Su nombre era Hambre.
El Cordero abrió el cuarto de los sellos del Libro; y vi al cuarto jinete. Lo seguía todo el infierno y le fue dado el poder sobre la tierra, para matar con la espada, con el hambre, con la peste y con las fieras. Su nombre era Muerte.
Vi, también, que Victoria iba montado en un burro petizón, de pelaje tordillo blanco, de cabeza grande y orejas caídas. Con el trote lento, la corona de Victoria estaba ladeada, y el arco a su espalda subía y bajaba, como un elástico, al ritmo de la marcha.
Y vi que Guerra jineteaba un caballito de madera, de color rojo, con rueditas, como aquel que me regalaron mis padres para navidad, cuando yo tenía seis años. Guerra se impulsaba, trabajosamente, con sus pies; renegando en el terreno pedregoso. Arrastraba su espada, que dejaba un surco enorme en la tierra.
Y vi que Hambre montaba un matungo negro; viejo, muy viejo, afiebrado, con cicatrices de heridas antiguas y costras sanguinolentas de heridas nuevas en el lomo, las patas y la cabeza. Hambre llevaba la balanza colgada a un costado de la montura, llena de polvo y con vestigios de telarañas.
Y vi que Muerte cabalgaba un viejo caballo de calesita —reliquia arrancada de alguna plaza— de fibra de vidrio, pintado con laca amarilla descascarada. Los de la primera fila de la legión del infierno que lo seguía, se sonreían. Los últimos lloraban en franca carcajada.
Y oí que Victoria decía “Ya nadie nos respeta…”
Y oí que Guerra decía “Nadie cree en nosotros…”
Y oí que Hambre decía “Estamos muy viejos para estos trotes…”
Y oí que Muerte decía “Estos de atrás, la verdá que me rompen soberanamente las pelotas…”
domingo, 2 de agosto de 2009
Cuidado
Teoría de la extinción de las especies
sábado, 25 de julio de 2009
Cifrado
Troyano en el caballo de Troya
sábado, 18 de julio de 2009
1er Premio IV Certamen de Cuento Breve y Poesía COSME SEBASTIAN RENIERO
Mártir
— Bueno, muchachos, como joda ya está bien
Estimulación casera
-¡Andá a trabajar, atorrante!- decía el padre -¿o creés que te voy a mantener toda la vida?
-¡Soy un artista! - decía el hijo -¡las musas han venido a mi lado y me dictan mi obra magna!
-Pásenme la sal- decía el abuelo.
-¡Generaciones venideras alabarán mi genio!- decía el hijo
-¿Generaciones venideras?- decía el padre -¡Lo unico que veo venir es que mañana venís a la obra conmigo, a revolear ladrillos!
-¡Blasfemo!- decía el hijo
-¡La puta que te parió! - decía el padre
-¿Y yo qué tengo que ver?- decía la madre
-¿Me pasan la sal?- decía el abuelo
-¡Soy un artista!- decía el hijo -¡debo acatar el llamado de Euterpe!
-¿Quién carajo es esa?- decía el padre
-La musa de la música...- decía la madre
-¡La sal, porca miseria! - decía el abuelo
-¡Vas a acatar el llamado de la musa del pastón de cemento! - decía el padre.
-Ella me inspira, me estimula...- decía el hijo
-¡A vos te va a estimular un patadón en el culo! - decía el padre
-¡La sal!¡la sal!¡la sal!¡la sal! - decía el abuelo
-Pero nene...tenés que trabajar.¿porqué no dejás la guitarra para los fines
de semana?- decía la madre.
-Para la creación no hay tiempo ni momentos- decía el hijo
-¡Para la joda, querés decir!¡para trabajar sí hay tiempos!¡mañana a las seis te quiero conmigo, cagándote bien cagado de frio!- decía el padre
-¡Cuando me recuerde la historia, dirá, también, que mi padre era un tirano!- decía el hijo
-¡Y mi hijo un pelotudo!- decía el padre
-¿Me pasan la sal?- decía el abuelo-Pero viejo...- decía la madre
-¡Viejo, las pelotas!- decía el padre
-Te va a subir la presión ...- decía la madre
-¡Ahora lo defendés!- decía el padre-¡A este sinvergüenza, defendés!
-Ustedes no me comprenden.. - decía el hijo.
-Madonna santa... Las milanesas no tienen sal- decía el abuelo.
-¡Terminela con la sal! - decía el padre
-¡No te metás con papá! - decía la madre
-¡Viejo de mierda, es más zángano que tu hijo! - decía el padre.
-¿A quién le decís viejo de mierda?¡que si no fuera por él, que nos ayudó con la casa, hoy me tendrías viviendo en una villa miseria! - decía la madre.
-¡Dejate de joder...!- decía el padre
-¿Quién está jodiendo?¿O el señor se cree que con la porquería de sueldo que trae, alcanza?- decía la madre
-¡¿Porquería de sueldo?!¿Y vos que mierda aportás?¡Y arriba hay que mantener a tu viejo!- decía el padre
-Me voy a tocar la guitarra a mi pieza...- decía el hijo
-¿Me van a pasar o no la sal? - decía el abuelo