Del Capítulo 25 “Panes Ensangrentados” del libro “Sopas, Pastas & Panes”
Esta receta, originalmente en Langue d’Oc, del Mediodía Francés, fue recogida de un manuscrito del siglo XII. Debemos recordar que en esa época la Santa Inquisición luchó en contra de la Herejía de los Cátaros. En una traducción libre, dice más o menos:
Cuando el condenado por hereje reconozca por fin sus pecados en contra de la Santa Madre Iglesia y su Hijo Predilecto, Su Santidad Inocencio III, por Gracia del Señor Obispo de Roma y de Toda la Cristiandad; ya sea por propia voluntad o por haber sido sometido al suplicio; será llevado en solemne procesión por las calles de su ciudad hasta la pila en donde la Justicia Secular será la encargada de cumplir la voluntad del condenado, castigando su cuerpo hasta la muerte en la hoguera; pero salvando su alma para toda la Eternidad.
Aquel cuya alma ahora estará con el Señor, será llamado el Salvado. Sus cenizas serán dadas a la Hermandad de los Panaderos de Villerouge Termenès, para que la utilicen en la mezcla de harinas, levaduras y aguas para confeccionar los panes de la Villa.
Con muy pocas variaciones, esta receta aún hoy se utiliza. La principal variante, es que no es necesario que sea hereje ni culpable de nada aquel que va a ser quemado y cuyas cenizas se utilicen en el pan.
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