A la quinta vez que el lobito gritó «¡Viene el hombre! ¡viene el hombre!» la manada, furiosa, decidió ignorarlo. Diez minutos después, el lobito era huérfano y no quedaba nadie vivo en su clan. Pasó toda su vida arrepentido de aquella mentira que creyó sólo un juego, y despreciado por sus semejantes. Al final de sus días tuvo la oportunidad de revindicarse cuando atacó a un gran rebaño que pastaba en la ladera de la colina. Satisfecho consigo mismo, todo manchado de sangre y somñoliento, descansando a la sombra de un grupo de álamos después de haber matado más de cuarenta ovejas, se preguntó porqué los hombres no protegieron a sus animales, a pesar de que el pastor que actuaba de vigía gritó varias veces «¡Viene el lobo! ¡viene el lobo!»
3 comentarios:
Siempre sospeché que los humanos teniamos mas de lobos que de monos.
Me encantó.
Qué vuelta de tuerca, Daniel. Estupendo. ¿Cuándo sale tu libro?
¡Gracias, Patricia y Esteban!. Creo que mi libro saldrà alrededor de marzo o abril de 2011, aunque aún no hay confirmación oficial.
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