Desenfreno, desmesura, gemidos. Placer y lujuria dentro del costurero. Los hilos derrochaban testosterona. La aguja clamaba por más. Todo se desmadró cuando Hilo Negro e Hilo Rojo presentaron la sorpresa de la noche.
Ella se puso pálida. En un alarido gritó:
—¡El camello no!
No le hicieron caso.
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