viernes, 10 de octubre de 2008
Vengo de un país que está de olvido, siempre gris
No hay colores en mi país. Solo blanco y negro, pero mezclados. Hay alcohol y crímenes y mujeres tristes y fantasmas y hombres que van a su trabajo como quien va al cadalso y vuelven a sus casas pensando en una soga al cuello que los lleve a tierras más cálidas. No hay niños ni música ni pájaros ni plazas ni juegos en la calle ni lágrimas y siempre es invierno y esta nublado y llueve y hace frío. A veces surge un rayo de esperanza: en el hueco entre dos adoquines nació una flor toda rojo y verde. Pero no hay caso: la pisó un camión.
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