sábado, 31 de marzo de 2012

Sonará el despertador a las cinco menos diez


Te levantarás sin mirarla, irás al baño despacio, tomarás dos mates parado en la cocina, saldrás abrigado porque en la tele dicen que hace apenas dos grados y que el dolar que nunca viste subió. Tomarás el colectivo que pasará tarde por la parada. Ficharás la tarjeta en el reloj de la fábrica, de manera mecánica, y mirarás la hora que se marcó, sin verla. Te pondrás la ropa de trabajo, encenderás la máquina acordándote de los tres dedos del Rusito que quedaron tirados en el suelo cuando se los arrancó el balancín. Mirarás el reloj hasta que se hagan las cinco, sin esperar nada. Saldrás saludando al vigilante con un «ta mañana» susurrado. Harás, cansado, el viaje de regreso, como ocurre desde hace quince años. Casi te alegrarás al llegar a tu casa y comprobar que tu mujer te ha abandonado llevándose los muebles y los hijos.

2 comentarios:

David Moreno dijo...

Menudo futuro, poco prometedor. O quizá sí. Sea el principio de una nueva vida...

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

Daniel Frini dijo...

suponiendo que no sea una puteada, gracias!