domingo, 4 de abril de 2010

No me desampares

—Tiene derecho a un ángel de la guarda— me dijeron apenas antes de nacer —, si no puede pagarlo, se le proveerá uno de oficio.
Claro está, no pude pagarme uno. El que me tocó en suerte atiende unos veinte millones de humanos. No puedo esperar gran cosa de él.