jueves, 17 de julio de 2008

La Existencia de Dios

—…Y así demuestro la Hipótesis de Liebherman —dijo el Profesor—. Pero, distinguidos colegas, dejamos lo mejor para después de almorzar: con las ecuaciones de Ristresghard-Polensky demostraré la existencia de Dios.
Aplaudido, el Profesor se dirigió al restaurante de la Universidad, cruzando la avenida. Al bajar a la calle, un perrito lo hizo tropezar. Cuando apoyó su mano en el piso, una bicicleta pasó encima de ella. Dolorido, no vio el autito que lo golpeó despidiéndolo unos metros. Allí lo atropelló la camioneta que lo dejó tirado en el asfalto, donde el camión lo aplastó.

Ya dejé en claro mi intención de presentarme a los hombres en forma implícita. Odio a los que se empeñan en demostrar mi existencia. 
Hasta mañana si yo quiero

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