Entre lo irónico y lo reflexivo, entre los remates explosivos tan propios del género y los finales no tan sorpresivos, la antología cumple ampliamente con dos de los objetivos que enuncian sus editores: que la microficción es un espacio democrático en el que todos pueden tener lugar y que el trabajo conjunto (de personas y grupos entre sí, tanto próximos como distantes) es posible y sus resultados son concretos.
Allí está mi cuento "El hombre y el fantasma" (pág 108)
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